En los últimos años ha habido una eclosión de apps de salud. Un informe reciente contabilizaba 165.000 apps de salud (1). Teniendo en cuenta que la farmacia comunitaria española gestiona unas 18.000 referencias diferentes de medicamentos, 165.000 es un número muy significativo. Al contrario de lo que sucede en el mercado farmacéutico, ni la seguridad ni la eficacia de las apps de salud han sido valoradas en todos los casos (2). A pesar de esta situación, se han producido algunos intentos de definición y regulación del ámbito como por ejemplo en la FDA (3). Además, la efectividad de estas apps no siempre ha sido probada. Por ejemplo, en el caso de las apps que promueven la actividad física, se ha descrito ausencia de cambios de comportamiento (4). Por otra parte, se debe de recordar que el time to market de una app puede ser de un año, mientras el time to market de un medicamento es de más de 10 años (5). Este timing no favorece la reflexión, ni la evaluación de las apps.
Así las cosas, parece importante definir un marco conceptual para la regulación y evaluación de las apps de salud. Sobre todo, teniendo en cuenta que existen evidencias de que algunas apps de salud pueden tener un impacto significativo en el estado de salud de las poblaciones de países de bajos y medios ingresos (6).
En este sentido, la OMS ha desarrollado una guía que ofrece un marco para monitorizar y evaluar las intervenciones digitales de salud (7). La monitorización engloba los primeros estadios de desarrollo, como los prototipos, que incluye:
1) La funcionalidad, o evaluar que las funciones se ejecutan según lo esperado,
2) la estabilidad, en el sentido que la reproducibilidad es correcta,
3) la fidelidad o desarrollo de la intervención según lo esperado,
4) y la calidad o la excelencia está asociada a la actividad esperada.
En los siguientes estadios, cuando la intervención digital en salud se está desarrollando la evaluación comprende:
5) la usabilidad, esto es, si desarrolla la función según lo esperado para el usuario final,
6) la factibilidad, los outputs son correctos en un contexto dado,
7) la eficacia,
8) la efectividad,
9) la evaluación de la viabilidad económica,
10) y, por último, aunque no lo último, la implementación o la correcta integración en el contexto de políticas de salud.
En otras palabras, monitorizar “es ver que se hacen las cosas correctamente” y evaluar “es ver que se hacen las cosas correctas”. Por tanto, es muy importante desarrollar la monitorización y evaluación de las intervenciones digitales de salud y la mhealth para asegurar un buen nivel de evidencia antes de implementarlas. Finalmente comentar el caso de estudio de nuestro entorno, donde el Isys score es una herramienta con el objetivo de evaluar la confianza (calidad), el interés popular y la utilidad de las apps de salud en las vertientes profesionales y de pacientes (8).
- New report finds more than 165,000 mobile health apps now available, takes close look at characteristics & use, iMedicalApps
- Information handling by some health apps not as secure as it should be, Imperial College
- Mobile Medical Applications, Guidance for Industry and Food and Drug Administration Staff, FDA
- Mobile health apps lack behavior-change techniques, Penn STATE Univ
- Should You Take an App for That? Scientific American
- Can Mobile Phone Apps Influence People’s Health Behavior Change? An Evidence ReviewCan Mobile Phone Apps Influence People’s Health Behavior Change? An Evidence Review JMIR
- Monitoring and evaluating digital health interventions. A practical guide to conducting research and assessmentA practical guide to conducting research and assessment WHO
- Método de valoración de aplicaciones móviles de salud en español: el índice iSYScore SEMERGEN
Pablo Gascón Vila
Fecha: 12-3-2017 Autor: Pablo Gascón